Ha de ir por delante que es muy posible que Paul Auster sea, a día de hoy, mi escritor favorito. Llegué a él tras la publicación de Viajes por el Scriptorium, pedido a ciegas tras fascinarme la portada, vista en un catálogo de Círculo de Lectores, y parecerme interesante su sinopsis.
De la mayor parte de lo que se cuenta en el libro, en aquel entonces, no podía enterarme (Auster, en una pirueta metaliteraria, introduce en esta obra a personajes de otras novelas suyas pasadas. El anciano protagonista, encerrado en la habitación, es una versión de Paul Auster, sufriendo las consecuencias, a veces positivas y otras negativas, de las condiciones de vida otorgadas a sus “creaciones”), pero quedé maravillado con el estilo del escritor (y con la estupenda traducción, al igual que en este caso, de Benito Gómez Ibáñez, encargado de todas sus obras en España desde el 2000).
Han pasado diez años desde entonces y en mis manos han caído, a lo largo de este tiempo, casi todos los libros de Auster, siempre engullidos sin poder soltarlos de principio a fin. Algunos, como es lógico, son obras menores (Tombuctú podría ser un buen ejemplo), pero considero que la gran mayoría de ellos roza el sobresaliente.
En el caso que nos ocupa, sería muy complicado hacer una valoración en ese sentido. Es indudable que no estamos ante un trabajo menor, aunque sólo sea por lo extensa en el tiempo que ha sido su producción, lo complicado de la concepción del proyecto y lo que 957 páginas suponen para un escritor, pero no puedo estar de acuerdo con la gran cantidad de críticas que lo consideran la obra definitiva de Auster, refiriéndose con ello a calidad, en un aparente intento de coronar, tarde, a un escritor que en muchas ocasiones ha pasado injustamente inadvertido para la crítica.
Personalmente, considero que la novela por momentos se hace muy repetitiva. Puede llegar a ser frustrante el, por ejemplo, alcanzar la edad de los 14 años en una de las vidas de Archie para, un segundo después, pasar de página, que cambie el capítulo y estar de nuevo en los 9. Es el principal problema que le veo, algo que es muy posible que haga que, en determinados momentos, y no por extensión, sino que por reiteración, sea necesario acortar ciertos pasajes, algo que no ocurre, llegando a dejar un sabor amargo al final del libro, teniendo la sensación de que se podría haber logrado algo más con el material con el que se juega, no alcanzando, sin embargo, esas cotas de brillantez definitiva.
La novela, sin embargo, y como siempre ocurre con este escritor si entras en su juego, se lee sin dificultades, a pesar de lo comentado arriba, siendo muy habituales los cliffhangers al final de algunos capítulos, sabiendo el autor que, queriendo saber cómo continuará la vida de esa identidad, devorarás los apartados de en medio para poder seguir con ella, metiéndote de nuevo en esa espiral interminable con alguno de ellos, en una sucesión de hechos que seguirán tirando de ti hasta el final del libro.
Auster ha querido incidir en que el protagonista, Archie, no es él en ninguna de las cuatro vidas del personaje. Es innegable, sin embargo, que muchas de las vivencias del autor, junto a otros momentos de ficción, están presentes a lo largo de todo el libro, al igual que en el resto de sus escritos. Archie, ya para empezar, nace el mismo año (tan sólo un mes exacto después que el propio Auster) y en el mismo sitio que el escritor, en un claro juego de indicarle al lector que el protagonista del texto es, y al mismo tiempo no, él mismo.
La idea de la estructura para esta novela asegura que le asaltó un día mientras desayunaba en casa, aunque dice haberla escrito “sin tener un plan maestro, casi a ciegas, con una sensación de danza, de estar bailando con frases que me empujaban hacia las siguientes”.
La novela, en un principio, si no has leído la sinopsis, parece tener una distribución “normal”. Comienza, como es lógico, en el capítulo 1, pasando posteriormente al 2, y así sucesivamente, hasta llegar al cuarto. La cosa cambia a partir de ese punto, saltando al 1.1, continuando así con la vida del primer Archie. En cada uno de los capítulos se nos seguirá contando la vida de Ferguson desde el punto en el que se nos ha dejado al tratar esa identidad en concreto por última vez.
¿Qué tenemos aquí, pues? Cuatro novelas independientes e intercaladas entre ellas de las que, no me extrañaría nada, alguien subirá, si no se ha hecho ya, una versión “definitiva” de cada una, agrupando los pasajes correspondientes a las 4 identidades en una única narración continuada.
El estilo del propio autor, en este proyecto, llega a cambiar. Auster, que nos tiene acostumbrados a una escritura mucho más directa de la que aquí se presenta, con oraciones normalmente concisas, pasa en 4 3 2 1 a frases caracterizadas por la subordinación que pueden llegar a alcanzar las tres páginas de extensión.
El resultado de un esfuerzo de tal intensidad que Paul Auster llegó a declarar hace un par de meses “no estar seguro de continuar con las fuerzas necesarias para escribir otra novela tras 4 3 2 1.”
Los seguidores del escritor, sin embargo, han de estar tranquilos. El propio autor declararía, apenas un mes después, que, a pesar de estar agotado, como comentamos previamente, y no saber si tendría fuerzas para escribir una nueva novela, ya ha empezado a trabajar en otro libro, de no ficción, en este caso, a pesar de que después, y tras dar un giro de 360 grados a lo inicialmente dicho, volverá a la novela. “Estoy escuchando el nuevo libro en mi cabeza y no tiene nada que ver con éste”.
Toda una declaración de intereses con la que el propio autor deja claro que todavía le queda cuerda para rato.
Lo inesperado, como no podría ser de otra forma en una novela de Paul Auster, también tiene cabida en este libro. Poco tardará, para shock de todos los lectores, en cercenar la vida de uno de los Archie, todavía niño, “a manos” de un rayo mientras disfrutaba en un campamento de verano, dejando a partir de ese momento los capítulos pertenecientes a esa identidad en blanco, que no suprimidos. Este hecho, basado en una vivencia personal, dejaría huella en él para siempre; el momento, contado en innumerables ocasiones por el propio autor, en el que otro rayo mató de forma fulminante, y a muy pocos centímetros del propio Auster, a uno de sus compañeros, cuando el escritor contaba con 14 años, también en un campamento de verano, algo, que como siempre ha dicho, le marcó para toda la vida.
El azar, siempre presente en la obra austeriana, también puede ser encontrado aquí con frecuencia, pudiendo llegar, incluso, a cambiar, de forma definitiva, la identidad de una persona. En un brillante pasaje, ya al principio de la novela, el abuelo de Archie desembarca en Estados Unidos y, esperando a la entrevista con el oficial de inmigración, un judío ruso le recomienda que cambie su nombre si quiere triunfar en América, sugiriéndole el apellido Rockefeller. Tras un rato esperando, para cuando llega su turno, el pobre hombre ha olvidado la sugerencia que le han hecho, respondiendo en Yiddish Ikh hob fargessen (me he olvidado) a la pregunta de cómo se llama por parte del empleado. Así fue como Isaac Reznikoff empezó su vida en America como Ichabod Ferguson.
Los temas presentes a lo largo de toda la obra de Auster y lo que es un nuevo estilo, que le sienta como un guante, para el escritor dan como resultado una novela notable, que no sobresaliente (en mi opinión) a la que por momentos es necesario pasarle las tijeras. No es el mejor punto de partida de entre la obra del autor si se quiere empezar de cero con la literatura del de Newark, pero sí un libro recomendable si eres fan, y lector habitual, del escritor.
Título: 4 3 2 1
Autor: Paul Auster
Traducción: Benito Gómez Ibáñez
Editorial: Seix Barral
Fecha de publicación original: 31 de enero de 2017
Fecha de publicación en España: Septiembre de 2017
Número de páginas: 957
Sinopsis: “El único hecho inmutable en la vida de Ferguson es que nació el 3 de marzo de 1947 en Newark, Nueva Jersey. A partir de ese momento, varios caminos se abren ante él y le llevarán a vivir cuatro vidas completamente distintas, a crecer y a explorar de formas diferentes el amor, la amistad, la familia, el arte, la política e incluso la muerte, con algunos de los acontecimientos que han marcado la segunda mitad del siglo XX americano como telón de fondo.
¿Y si hubieras actuado de otra forma en un momento crucial de tu vida? 4 3 2 1, la primera novela de Paul Auster después de siete años, es un emotivo retrato de toda una generación, un coming of age universal y una saga familiar que explora de manera deslumbrante los límites del azar y las consecuencias de nuestras decisiones. Porque todo suceso, por irrelevante que parezca, abre unas posibilidades y cierra otras.
"Siento que he estado preparándome toda la vida para escribir este libro", reconocía el autor de La trilogía de Nueva York en una entrevista con el director de cine Wim Wenders. Acogida por los medios como "la mejor novela de Auster" (Harper’s Magazine), estamos ante un ejercicio soberbio de precisión narrativa e imaginación, llamado a coronar la carrera literaria de uno de los grandes escritores de nuestra época”.
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