Se acabó. La pesadilla terminó. El Celta ha puesto fin a una temporada horrible, que rozó el bochorno y el desastre del descenso a Segunda División. El conjunto vigués selló la virtualidad de la permanencia gracias, en parte, a lo que sucedía en estadios ajenos. La afición volvió a responder. Construyó un fortín desde primera hora de la tarde para cerrar con éxito el último episodio de “A Nosa Reconquista”. Sin embargo, el equipo vigués fue incapaz de crear daño a un equipo ya descendido.
Un recibimiento espectacular y un estadio lleno no bastaron para que el equipo vigués intentase recompensar a su afición con un triunfo. El partido comenzó con bastante ritmo. El Rayo Vallecano quería despedirse con victoria. Sin ocasiones claras para ningún bando, el cuadro franjirrojo aprovechó un ingenuo penalti de Boudebouz para inaugurar el electrónico. Embarba no desaprovechó el regalo del talentoso extremo para batir a Rubén Blanco desde el punto fatídico.
El Celta intentó reaccionar. Se asomó con cierto peligro sobre el marco rival, pero no acabó por crear demasiado trabajo a Dimitrievski. Dos jugadas dudosas en el área visitante provocaron que Mateu Lahoz incluso consultase al VAR. La revisión se saldó sin premio para los locales. Para lo único que sirvió el VAR fue para el show que protagoniza casi jornada a jornada el árbitro valenciano, que acabó expulsando a Fran Escribá.
El resultado no acompañaba en Balaídos, pero sí en Vitoria. El gol de Wakaso convertía esa salvación virtual en real. El duelo en Vigo parecía que rebajaba su intensidad, un ritmo que incluso cabreaba en el segundo acto a Hugo Mallo. El marinense pedía más ímpetu a sus compañeros. Ya no era una cuestión solo de renovar la permanencia en la máxima de categoría, sino de cerrar un curso horrible con una victoria que permitiera agradecer con hechos el cariño, el apoyo y la fe de las más de 20.000 gargantas que en los dos últimos meses han abarrotado Balaídos.
El Rayo Vallecano apostaba por defender con la posesión, un dominio del balón que apenas inquietaba a Rubén Blanco. El Celta, por su parte, buscó la igualada en dos cabezazos de Araujo y Okay. Solo el remate del turco obligó a Dimitrievski a sacar de puños una de las pocas llegadas claras del conjunto vigués en todo el partido. El desastroso desenlace del curso se culminó en el ecuador del segundo período. Álvaro Medrán controló el esférico en la frontal. Armó la pierna ante la impasividad de un Okay pensando en dónde pasar las vacaciones y ejecutó un remate imparable para Rubén Blanco.
La paciencia se le agotaba a la afición. El celtismo decía basta. Dedicaba una sonora pitada a un equipo falto completamente de intensidad. Aparecían las inseguridades. El Rayo Vallecano aprovechaba esa debilidad. Centro lateral al corazón del área buscando a Raúl de Tomás. Solo Lucas Olaza, una de las pocas buenas noticias de este curso, evitó la ocasión clara del delantero formado en la canteradel Real Madrid.
El Celta buscaba tirar de orgullo para maquillar el resultado del último encuentro del curso. Un centro de Jozabed acababa con Lobotka derribado en el área. Mateu Lahoz sancionaba penalti. Desconocemos si penalizó el empujón al centrocampista céltico o la mano del defensor del Rayo. Lo cierto es que, VAR mediante, Iago Aspas transformó la pena máxima y cerró el curso certificando su Trofeo Zarra de forma consecutiva.
Quedaban ya los minutos finales de la pesadilla, una pesadilla con solución. El conjunto vigués despertaba. Quería otorgar esa recompensa a su afición. En el descuento se produjo la acción que, posiblemente, mejor resuma los dos últimos meses del Celta. Centro de Lucas Olaza y remate de Aspas que permitía neutralizar los tantos de Embarba y Álvaro Medrán. El uruguayo y el moañés fueron determinantes en esa resurrección que permitió al Celta no caer al bismo de la Segunda División. El conjunto de Fran Escribá mantenía intacto el fortín de Balaídos. La temporada ha sido un fracaso. Lo ha dicho el propio atacante morracense, que quiere liderar un proyecto ambicioso que devuelva al cuadro celeste a luchar por los puestos europeos.
RC Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Cabral, Araujo, Olaza; Okay, Lobotka (Sisto, 84’), Brais Méndez (Jozabed, 75’), Boudebouz (Boufal, 60’); Iago Aspas y Maxi Gómez.
Rayo Vallecano: Dimitrievski; Advincula, Velázquez, Marugan, Akieme; Uche (Mario Suárez, 56’), Medrán; Embarba (Javi Guerra, 90’), Pozo, Álvaro García (Bebé. 81’); y Raúl de Tomás.
Goles: 0-1: Embarba (penalti) (29’); 0-2: Álvaro Medrán (71’); 1-2: Iago Aspas (penalti) (82’); 2-2: Iago Aspas (91')
Árbitro: Mateu Lahoz (comité valenciano).
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