A poco más de 3 quilómetros del centro urbano de O Rosal aparece ante nuestros ojos, "galopando" sobre las laderas de la montaña, un conjunto arquitectónico único en España y declarado Bien de Interés Turístico por la Xunta de Galicia: son los "Muíños do Folón e do Picón".
En Galicia es habitual encontrarse con rutas que atraviesan cursos fluviales y en los que podemos trasladarnos al pasado y al duro trabajo del campo a través de los molinos que servían para moler el maíz; sin embargo, en O Rosal, no cuentan con uno o dos molinos en un curso llano del río, sino que a lo largo de la ladera de la montaña, con un desnivel acumulado de en torno a los 200 metros, se erige ante nosotros un conjunto de más de 60, increíblemente bien conservados y con hasta 300 años de antigüedad. El más antiguo en pie, el número 16, data del año 1715.
Estos molinos deben su existencia a la llegada del maíz desde América, que permitió a los agricultores locales obtener diferentes productos después de molerlo, y para ello fue necesario la construcción de este tipo de edificaciones. Algunos eran de uso colectivo, mientras que otros pertenecen a familias que los van heredando y que en la actualidad han cedido su uso al Concello do Rosal.
Cuando todavía se trabajaba en ellos, el uso de animales como burros y caballos era fundamental para poder transportar la materia prima, lo que también obligó a la construcción de pequeñas "pías" para que los pudieran saciar la sed en el duro ascenso. En nuestro recorrido por los Muíños do Picón también pasaremos por el Camiño dos Frades, antiguo camino real en el que todavía se observan los surcos creados en la piedra por los carros cargados de alimento.
Toda la construcción modificó en parte el entorno natural, creando un espacio perfecto para especies como la rana ibérica o la "cobra sapeira", su principal depredador e inofensiva para el ser humano.
En conjunto, los Muíños do Picón e do Folón, conforman un impresionante relato histórico y patrimonial de la comarca do Baixo Miño. Aquellos que se animen a realizar la ruta circular que los atraviesa (PR G-94, totalmente recomendable), de entorno a 1 hora y media de duración, podrán disfrutar de unas vistas únicas de la desembocadura del Miño, la frontera portuguesa y el monte Trega, en A Guarda.
Desde Vigo, o Morrazo o A Louriña, la mejor opción es tomar la A-55 hasta Tui, después ir en dirección Tomiño para incorporar a la VAP Tui - A Guarda en Goián, dirección O Rosal. Una vez en el centro, simplemente debemos seguir las indicaciones. Aunque viajaremos por caminos rurales, llegar hasta el área de recepción de visitantes es muy sencillo y, de paso, pasaremos por numerosos cruces con los típicos cruceiros rosaleiros.
Una vez en el área de recepción, en A Ponte das Penas, nos encontraremos con un aparcamiento, con la oficina de turismo, baños públicos y un merendero de reciente construcción.
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