Castrelos se convierte en verano en el escenario de un amor de verano. Es el idilio de la música en directo de una ciudad que sabe que va a vivir experiencias únicas. Los conciertos en el singular auditorio vigués forman parte de nuestra vida. El pasado 10 de agosto, los recitales del Vigo en Festas 2018 echaban el telón. El "quinteto de OT" cerraba un total de nueve actuaciones en las que decenas de miles de personas de todas las edades y paladares musicales pusieron banda sonora a su verano.
El auditorio vigués volvió a ser un ejemplo de diversidad. Es cierto que se echó de menos la presencia de alguna banda local. Posiblemente haga falta un guiño a la música que se hace en Vigo y su área. También a la música tradicional que se puede disfrutar en festivales como el Intercéltico do Morrazo. Sin embargo, Vigo en Festas 2018 estuvo diseñado prácticamente para todos. Castrelos vibró con todos los géneros. Rock, música indie, pop y el habitual concierto de la Coral Casablanca brindaron uno de los mejores veranos recientes en el auditorio vigués. Solo faltó Joan Manuel Serrat. Una faringitis impidió al cantautor catalán llevar su "Mediterráneo" a Castrelos.
Del 12 de julio al 10 de agosto. 29 días de fiesta para todos. Vigo, su área y Galicia mostraron esa fidelidad con Castrelos. Había ganas de disfrutar de la mejor música en directo en el legendario y singular auditorio al aire libre del parque vigués. Los eventos fueron multitudinarios. De las diez actuaciones programadas, seis colgaron el cartel de "no hay billetes" para la zona de pago. Por otro lado, el Concello mantuvo su apuesta por un Castrelos para los más pequeños con cuatro espectáculos infantiles que "hacen cantera" entre los niños y niñas de la ciudad, que se divirtieron con "Rock en Familia", "Cantajuego", "Jurásico: La Isla Perdida" y "Peppa Pig y Ben y Holly".
Little Steven brindó una noche inolvidable, una actuación difícil de igualar para los otras nueve propuestas que se pasarán por el auditorio al aire libre en este Vigo en Festas 2018. El de Boston, acompañado de su banda, The Disciples of Soul, ofreció un espectáculo de cerca de dos horas y media, una extensión propia de la mano derecha de Bruce Springsteen. La escenificación era una gozada, toda una declaración de intenciones dentro del marco “setentero” en el que se fusionaban a la perfección el soul y el rock.
El recital duró más de dos horas, un espectáculo de más de 120 minutos en el que cada segundo será recordado. Cada instante forma parte de las miles y miles de personas que decidieron no faltar a su cita con Maná y con los himnos que han marcado a varias generaciones. No faltó prácticamente ninguno. “Oye mi amor”, “En el muelle de San Blas”, “Vivir sin aire” o “Clavado en un bar” resonaron en un Parque de Castrelos en el que los asistentes llegaban hasta la zona del Pazo de Quiñones de León.
La comunión fue total desde el primer acorde. Fher Olvera mostró la bandera de su país con el mismo orgullo que se rendía ante la belleza de Vigo y “la región gallega” o al vino albariño que degustó durante el propio concierto. Sin embargo, uno de los momentos más esperados y que pasarán a la historia se produjo en el último tema. El público coreaba el estribillo de “Rayando el sol”. La noche de Castrelos se iluminaba con las miles de luces de los móviles que acompañaban el tema con el que Maná se despedía de su primera cita con la ciudad olívica. En ese momento, Fher Olvera se enfundaba una camiseta del Celta con el número y el nombre de Iago Aspas, un regalo que antes del recital le había dado su amigo Antonio Mohamed. El guiño se culminaba. El círculo se cerraba a la perfección. Vigo no olvidará a Maná; Maná tampoco se olvidará de Vigo.
La música comenzaba a sonar en Castrelos pasadas las 22:30 horas. Zoé saltaba al emblemático escenario gallego con una media entrada aceptable en la zona de pago y con bastante público en las gradas del anfiteatro. El grupo formado por León Larregui (voz), Sergio Acosta (guitarra), Jesús Báez (teclado), Ángel Mosqueda (bajo) y Rodrigo Guardiola (batería) mostró su repertorio durante alrededor 75 minutos, cerca de una hora y cuarto en el que el recital, además de al público que acudió a ver el espectáculo, tuvo una dedicatoria especial para los fans de la primera fila que mostraban la bandera mexicana, un detalle que quiso dejar patente el líder de Zoé.
El espectáculo llegaba a la medianoche. Era el momento de Dorian. Los catalanes se estrenaron en Castrelos con una explosión que trascendió lo musical. Una lluvia de confeti envolvía la zona del foso. La fiesta se había desatado. Todo estaba perfecto para que el público se entregase a los éxitos de la banda barcelonesa y a los temas de su último trabajo, “Justicia universal”. El vocalista del conjunto, Marc Gili, quiso dejar huella en Vigo. Su música permite trasladar un mensaje. Ir más allá que amenizar una velada o provocar una experiencia entre los fans. La voz de Dorian abogó por la igualdad entre hombres y mujeres y también quiso agradecer a la ciudad olívica la oportunidad “de abrir un hueco a la música indie” en los conciertos de Castrelos.
Castrelos, que presentó un gran aspecto con la parte del foso llena, disfrutó de una noche de película con la Coral Casablanca, estableciéndose una preciosa conexión Vigo – cine – música, acudiendo de nuevo a una fecha que forma parte de la tradición viguesa y que no podía faltar, un año más, en la programación musical veraniega del Vigo en Festas.
Castrelos degustó las razones que han convertido a Morat en uno de los grandes conjuntos emergentes del panorama latino. El folk pop otorga un elemento de singularidad. Sus temas son como una novela, una historia con el amor (y sus efectos secundarios) como elemento narrativo. Una trama que fue protagonista en el encuentro que los colombianos tuvieron anoche ante miles de fans en el singular auditorio vigués. La joven banda colombiana firmó otro "sold out" en la urbe gallega tras su recital del año pasado en el Auditorio Mar de Vigo.
El jienense brindó la "noche de escándalo" del Vigo en Festas 2018. Raphael regresó a Vigo por cuarto año consecutivo. En esta ocasión, su espectáculo adquiría una dimensión especial. Cambiaba el Auditorio Mar de Vigo por el Auditorio de Castrelos. El andaluz asumió el encargo con valentía. Demostró que la veteranía sí es un grado para regalar un recital de más de dos horas de duración en un show que combinó temas de su último álbum “Infinitos bailes” con éxitos que ya son himnos de la música española.
La velada se prolongó más allá de la una de la madrugada. No existía el cansancio. Raphael dejaba para el tramo final del concierto “Escándalo”, que hizo vibrar a los miles de asistentes (incluida la presidenta de Deputación, Carmela Silva), y se despidió con dos himnos como “Yo soy aquel” y “Como yo te amo”. Raphael versionaba el tema de Rocío Jurado para cerrar una noche en la que se rindió ante sus fans. “Galicia, te amo tanto, tanto…” Eran las últimas palabras de un Raphael emocionado, un artista, como mostraba el símbolo que estaba de fondo en el escenario, es infinito.
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El espectáculo de luz convertía el recital de los granadinos en una experiencia visual, además de musical. La velada arrancó con “Evolución”. Toda una declaración de intenciones. “Os hemos traído el calor del sur”, decía Noni al público vigués. Las canciones que Lori Meyers ha convertido en himnos de la música indie resonaban en el auditorio vigués en una celebración de 20 años inolvidable. Las miles de personas que abarrotaban a medianoche el auditorio vigués coreaban y bailaban. Eran protagonistas activos de un espectáculo con locura final.
La banda granadina se guardó lo mejor para el desenlace. Tras “Emborracharme” llegaron los bises. “Religión”, “¿Aha han vuelto?” conducían al público hacia la recta final del concierto. El indie y rock alternativo de Lori Meyers llegaba a su momento más enérgico con sus dos últimas temas. “Mi realidad” y “Alta fidelidad”, dos canciones que desataban la locura de un público que llegó sobre la bocina al recital que convirtió Castrelos en el epicentro de la música indie.
Fue uno de los conciertos más especiales del verano. La lluvia amenazaba el espectáculo en los minutos previos, pero, al final, el público (y sus paraguas) se entregaron al rock latino de Juanes. La diversión vencía a la lluvia. Mojarse era lo de menos. La prioridad era disfrutar de los ritmos y las letras de un artista que ya conoce, por experiencia, la magia y la singularidad de un lugar como Castrelos. En su última cita en el auditorio vigués hace siete años, el de Medellín también coqueteó con el mal tiempo. En esta ocasión, “detuvo” la lluvia un espectáculo en el que se mostró cercano en todo momento con el público.
Juanes se mostraba más que agradecido. “Os amo muchachos”. El colombiano vivía una velada distinta a las anteriores. Cumplía 46 años. El público coreaba el “cumpleaños feliz” al de Medellín, que cada vez estaba más emocionado a medida que avanzaba el concierto. El músico mostraba también su lado más romántico. Su gira “Mis planes son amarte” es toda una declaración de intenciones.
El quinteto abría el concierto de OT en Vigo con “I’m still standing“. Roi, al igual que sucedió en Andorra, fue el primero en tomar el testigo. Interpretó “Let me entertain you” un tema que en la Academia versionó Ricky Merino. El espectáculo iba rodado. Roi, Ana Guerra, Miriam, Aitana y Cepeda se fueron turnando sobre el escenario. Intercalaron interpretaciones individuales con duetos ante una banda comandada por Manu Guix, uno de los profesores más populares de la Academia.
El espectáculo se dividió en dos tramos diferenciados. El primero otorgaba protagonismo a las versiones que marcaron el “talent show” de La 1; el segundo nos mostraba los primeros retazos de la carrera de unos jóvenes músicos que buscan su propio camino en la industria, “emancipados” ya de todo lo que fue Operación Triunfo. La actuación, que estuvo cerca de las dos horas, dejó momentos inolvidables para la legión de decenas y decenas de fans que hicieron pequeño el Auditorio de Castrelos. No faltó prácticamente nada. “No puedo vivir sin ti” trascendió lo musical. Aitana reprochó a Cepeda que le “olía el sobaco” en el que fue uno de los momentos más románticos de la noche.
El concierto del quinteto de OT en Vigo fue una continua muestra de guiños a Galicia. Roi Méndez entonó la Rianxeira tras interpretar “Let me entertain you”. Pero la parte dedicada más a Galicia llegó en el tramo final del concierto. Miriam fue la siguiente en presumir de raíces. Habló de “morriña” y cantó “Lela” ante un Castrelos entregado. Solo faltaba Cepeda. El ourensano se sumó al “trío zamburiña” -apodo del grupo que componen él, Miriam y Roi- para entonar el “Pousa, pousa”. La bandera gallega llegaba al escenario. Los tres concursantes gallegos de la última edición de Operación Triunfo mostraban la enseña a sus fans. Ana Guerra y Aitana también se sumaron a esta fiesta “triunfita” gallega adaptando al gallego una parte del estribillo de su éxito “Lo malo”.
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