Punto y final, por ahora, para uno de los conflictos laborales más importantes de los últimos años en Vigo. Los trabajadores y trabajadoras de Vitrasa han acordado este viernes aceptar la última oferta de la empresa y comenzar a negociar los detalles del nuevo convenio que deberá regular las condiciones laborales de los trabajadores del autobús urbano de la ciudad, un asunto que promete ser especialmente delicado y que no asegura el fin definitivo de un conflicto que se prolonga desde hace más de tres años.
La asamblea celebrada este viernes 8 de marzo en el salón parroquial del Santísimo Cristo de la Victoria, en Coia, contó con la participación de 218 trabajadores de la concesionaria pública. Tuvieron que votar en urna eligiendo cuatro opciones sobre el futuro de la huelga que superó los 100 días consecutivos. De forma mayoritaria, los trabajadores se inclinaron por "aceptar la oferta de la empresa y comenzar a negociar", cosechando 158 votos. Ahora, eso sí, el comité deberá comunicar a Vitrasa la decisión y se deberá acordar las condiciones para dar por finalizada la huelga. Algo más de una veintena de trabajadores optaba por continuar con la misma, mientras que 32 se inclinaron por pasar a paros parciales. Así, ahora el comité deberá comunicar a la empresa la decisión la semana que viene para poder proceder a la firma de la desconvocatoria. Desde ya, eso sí, se cancelan las manifestaciones diarias.
Los trabajadores tienen además que elegir ahora entre las dos últimas opciones que ofreció la compañía propiedad del Grupo Avanza. La primera consistía en una subida consolidada del sueldo desde 2021 del 2%, mientras que la segunda opción se basaba en una subida del 3% para 2023 y un único pago de 500€ por los años 2021 y 2022.
Las protestas en Vitrasa se llevan produciendo desde hace años por la situación laboral que viven sus trabajadores, ya que el convenio caducó hace tres años y el sueldo se mantiene congelado desde entonces, a pesar del importante incremento del coste de la vida experimentado desde el fin de la pandemia. Aunque los precios del billete de Vitrasa que pagan los ciudadanos sí han subido, no lo han hecho los salarios de la plantilla.
La decisión adoptada en la asamblea celebrada en la votación que tuvo lugar tanto en horario de mañana como de tarde en el salón parroquial de la iglesia del Santísimo Cristo de la Victoria, en la calle Baiona, pone fin a más de 100 días de huelga total en el transporte urbano de Vigo, un periodo de más de tres meses en el que el servicio de buses de la ciudad olívica fue un auténtico desastre, provocando que viguesas y vigueses tuvieran problemas a la hora de llegar a sus respectivos trabajos, a la Universidad o a una consulta médica.
El conflicto laboral que mantiene Vitrasa con su plantilla acumula ya tres años. La disputa entre ambas partes llegó a su máximo exponente con la huelga indefinida declarada de forma permanente desde el pasado 25 de noviembre hasta la actualidad. Antes de esta acción reivindicativa, el comité de empresa convocó otras acciones como paros parciales en tramos horarios de jornadas de la semana concretas o incluso paros de 24 momentos en días señalados como en la celebración de O Marisquiño o tras algunos de los conciertos multitudinarios del pasado verano en Castrelos, impidiendo que el Concello pudiera ofertar a los asistentes a los eventos musicales el tradicional servicio de lanzaderas.
Pero la situación que vive Vitrasa con su plantilla ha ido mucho más allá de la huelga de más de 100 días, los paros parciales o los paros totales de 24 horas. Las medidas de los empleados de la concesionaria del bus urbano salpicaron a toda una ciudad. Desde finales de noviembre, más allá de la situación en la que se encontraba inmerso el transporte urbano de la ciudad olívica, los trabajadores de la concesionaria han realizado protestas diarias a primera hora de la jornada en diferentes puntos de la urbe gallega, movilizaciones que provocaban importantes atascos en los que los cánticos habituales era "Vitrasa solución" o "Menos luces e máis autobuses", un lema, este último, haciendo clara alusión a la actitud mantenida en los últimos meses por Abel Caballero, que llegó a enfrentarse hasta en dos ocasiones con los empleados de Vitrasa haciendo con los dedos el símbolo de la "V" de Vigo en un acto de visita al ascensor Halo y tras la celebración del Día de la Constitución en el Museo Marco.
Los trabajadores de Vitrasa también llevaron sus reivindicaciones al Salón de Plenos. En estos últimos meses ha sido habitual observar a empleados de la concesionaria del bus urbano interrumpir la sesión para pedir una reunión con Abel Caballero y pedir "respeto" ante las declaraciones del portavoz del Gobierno municipal, Carlos López Font, que fue una de las voces más duras contra el comité de empresa de Vitrasa en el momento más álgido de un conflicto laboral que afronta ahora una nueva etapa tras más de 100 días de huelga en los buses de Vigo.
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