La película se sitúa en mayo de 1940, comenzando con la llegada de la nueva mecanógrafa de Churchill, interpretada por Lily James, a la residencia de éste, y la consecuente presentación del personaje de Winston al espectador. Lo que descubrimos en primera instancia es que es una persona arisca, que espanta a la recién contratada Elizabeth Layton, a la que llega a despedir, corrigiendo este desaguisado la mujer del británico, que le recrimina al político su comportamiento.
En el plano político, Inglaterra se encuentra ante una grave crisis. Chamberlain se ve forzado por la oposición a dimitir ante la inminente llegada de una Alemania nazi que no deja de avanzar a lo largo y ancho de Europa y comienza entonces una cuenta atrás para encontrar a un nuevo Primer Ministro que sea aprobado por las distintas partes. Tras la negativa del sustituto inicial al que tenían en mente varios miembros del Parlamento, el puesto acaba recayendo, casi de rebote, en Churchill.
Winston no era ni la primera opción ni querido por nadie para desempeñar el cargo de Primer Ministro. No contaba con el apoyo ni del rey, ni de su partido, ni de la oposición ni de parte del pueblo de Inglaterra, además de tener entonces ya una avanzada edad.
(ESTA CRÍTICA PODRÍA CONTENER SPOILERS)
Nadie quiere ser responsable de la situación en la que se encuentra el país en ese momento con las tropas alemanas casi encima y la responsabilidad termina recayendo sobre alguien que en el pasado había tomado numerosas decisiones polémicas que, en muchas ocasiones, acabaron con derramamientos de sangre.
Tras ser nombrado Primer Ministro, sus primeras decisiones no gustan, y Churchill termina encontrándose ante una dura encrucijada: Ceder ante la misma gente que le puso en el puesto y que ahora trata de que firme un tratado de paz con los nazis, con Italia de mediadora, que difícilmente será provechoso para el Reino Unido y que él rechaza o continuar peleando contra los alemanes, en lo que podría terminar con la total destrucción del país ante el avance de estos.
Churchill se echa el país a los hombros y convence a la gente de que es necesario luchar por la libertad y por unos valores democráticos. Volverá a juntar a los británicos, sirviendo de inspiración para la resistencia de su país, siendo también la voz del pueblo en el Parlamento. Los discursos de Churchill, muchas veces, no apelaban a la verdad, pero sí iban todos directos al corazón de la gente. El político británico logra finalmente imponerse y continuar combatiendo de forma directa a los alemanes. Es en esta época cuando sí logra el apoyo de la población y del resto de los políticos siendo, sin embargo, y como bien se nos dice al acabar la película, destituido del puesto poco después de la finalización de la guerra.
Nos encontramos ante un nuevo ejemplo del biopic ahora de moda, ya no centrado en contar toda la vida del protagonista, sino que de forma específica en mostrarnos un elemento clave de su existencia. Vemos, en este caso, las primeras semanas de mandato de Churchill como Primer Ministro de Inglaterra, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, con lo que parecía un avance imparable de las tropas nazis viniéndose encima.
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Uno de los principales conflictos con los que tendrá que lidiar en pantalla durante este período de tiempo será el de Dunkerque, a través de la llamada operación Dynamo, con la que se logra rescatar a las tropas aliadas que habían quedado rodeadas en dicha playa, teniendo que aceptar el sacrificar a varios miles de jóvenes que, literalmente, dieron su vida por tratar de retrasar el avance nazi, concediéndole tiempo a Inglaterra para proceder a la evacuación de los 300.000 soldados de la costa.
Además de realzar el poder de la oratoria, busca que el público acabe comprendiendo a Churchill y que éste último se gane el cariño de los espectadores, atrayendo al espectador a lo que tenemos en pantalla a través de su personaje. Un hombre que siempre llamó la atención por su puro y por su sombrero, que puso de moda su ya mítica frase de “never, never give up”, dedos en señal de victoria incluidos, con una facilidad de palabra, tanto en lo escrito (la mejor prueba de ello es su Nobel de Literatura) como en lo oral (ahí están sus discursos) apabullante.
Tras unos minutos necesarios para acostumbrarse a la caracterización de Gary Oldman en el papel de Churchill, una vez entras en su juego, resulta imposible el encontrar a alguien que pueda hacer mejor este trabajo. Ya no es sólo cuestión de la caracterización física; es todo lo relacionado con lo gestual. Nos describen al en su día Primer Ministro de Inglaterra como alguien que balbucea mucho al hablar, y esto Oldman lo aprovecha a las mil maravillas a lo largo de todo el metraje, siendo imposible el separar la mirada de sus labios cada vez que dice algo, siempre temblorosos, de principio a fin, sin que se le escape esto en ninguna escena. La modulación de la voz también es ejemplar, al igual que las pausas que deja en su discurso y el tono que emplea.
Las expresiones faciales de Gary Oldman son impresionantes a lo largo de todo el metraje, “combatiendo” éstas con el increíble trabajo de maquillaje que lleva encima. Interesante fijarse también en cómo se desplaza en todo momento, andando siempre encorvado, tal y como hacía el político o en cómo fuma, imitando en todo momento al político británico.
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Pasados unos minutos te olvidas completamente de que estás ante un actor en pantalla, convencido completamente de que es el mismo Churchill al que tienes delante, en un proceso de transformación espectacular.
Película para ver, sí o sí, en versión original y disfrutar de un Gary Oldman desatado y en estado puro que cuenta con amplias posibilidades de llevarse este año el primer Oscar de su carrera, para el que parece partir como favorito, ya habiendo levantado el Globo de Oro por este mismo papel, a pesar de parecerme exagerado decir que estamos ante la mejor interpretación del británico, algo que no me parece para nada cierto. Ya sabemos, sin embargo, cómo es la Academia (estamos, claramente, ante un personaje diseñado explícitamente para que su intérprete se lleve el Oscar, perfectos sabedores todos de lo que gusta entre los encargados de otorgar este premio los cambios físicos y que un actor tenga que esforzarse para darle vida a un personaje), por lo que no sería de extrañar que Gary lograse la victoria este año, en lo que es un trabajo espectacular, pero que me parece que está por debajo del llevado a cabo por Timothée en Call me by your name, habiendo tenido ocasión ya en el pasado el británico de haberlo ganado por otras películas.
Kristin Scott Thomas se pone en la piel de la mujer de Churchill, que resulta su principal punto de apoyo. Tanto ella como la mecanógrafa interpretada por Lily James serán las encargadas de sacar a la luz el lado más humano del político. Sus actuaciones son buenas, pero quedan a la sombra, al igual que las del resto del reparto, por el trabajo que hace Oldman, estando, especialmente ellas dos, bastante desaprovechadas en este metraje.
La película, a pesar de tratar que simpaticemos con Churchill, no nos muestra sólo su mejor perfil. Así, puntos negativos del personaje como su afición al alcohol o lo que pasó en Gallipolli, bajas incluidas, saldrán a la luz. No llega a mostrarse cruel con él, y sería posible sacar del personaje muchos otros polémicos momentos, pero se agradece que no traten de vendernos que era un santo, a pesar de que sí le conceden una serie de valores que, probablemente, no eran los de la persona real en su día.
Sí estarán presentes, a pesar de esto, todos los tópicos de los supuestos grandes hombres de la historia: Genialidad, improvisación, carácter indomable, generosidad…
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Aparece también reflejado el comportamiento socarrón del británico, con una forma de ser peculiar y un sentido del humor muy propio (tratando de cubrir con esta capa cómica sus momentos de peor humor).
Técnicamente, no encontramos riesgos cinematográficos en pantalla, depositando todo el peso de la película en la actuación de Gary Oldman, con una dirección adecuada, que no sobresale ni para bien ni para mal.
La fotografía, en cambio, sí destaca a lo largo de todo el metraje, dándonos una visión muy lúgubre de Londres, algo acorde con la dura época que allí se estaba viviendo, caracterizada por interiores con escasa luz, de ambiente cargado, opresivo, siempre hasta arriba de personas, jugando de forma excelente con los claroscuros, aprovechándolos para hacer patentes las dobles intenciones de algunos de los personajes de la película.
La banda sonora cumple muy bien con su cometido a lo largo de todo el metraje, aportando un punto más de tensión. El guion es correcto, teniendo sus momentos más brillantes en los diálogos protagonizados por Churchill y en los distintos discursos que éste protagoniza.
La labor de maquillaje ha corrido a cargo del escultor Kazuhiro Tsuji, con sesiones de entre 3 y 4 horas para caracterizar a Oldman antes de cada rodaje. Se calcula que se necesitaron unas 200 horas en total de preparación antes de comenzar a rodar para poder llevar a cabo la grabación de toda la película. Prótesis facial, capilar y molde para hacerle parecer más corpulento incluidos.
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Los discursos del Parlamento, a pesar de usar algún que otro truquillo bajo para gustar (esas escenas en las que toda la luz que hay es natural, sin ningún tipo de lámpara, aprovechando esas cristaleras y el polvo que vemos gracias a ellas envolviendo a los personajes en busca de concederle al momento una mayor solemnidad), son emocionantes.
La película muchas veces tira por el camino del sentimentalismo, buscando el punto débil del espectador, siendo un buen ejemplo de ello la escena del metro, bastante intragable desde el punto de vista cinematográfico, pero que reconozco que en su visionado, y en frío, no me desagradó, logrando tocarme la fibra sensible, buscando el transmitirle al espectador que, en una democracia, es necesario que los políticos escuchen la voz del pueblo.
En lo referente a lo histórico, cuenta también con diversos elementos que podrían ser tachados de populistas para buscar que el espectador le brinde su apoyo al personaje. En 1938, por poner un ejemplo, Churchill se reúne con Von Ribbentrop, embajador de Alemania en el Reino Unido, quien le comenta que Hitler tenía la intención de invadir la URSS, hecho ante el que Winston llega a alegrarse, partidario de pactar con la Alemania nazi antes de que los hechos recreados en la película tuvieran lugar, con el objetivo de crear una coalición anticomunista. Durante la contienda, cuando el Reino Unido se ve amenazado, sí que rechaza el firmar el tratado de paz con Alemania, pero no siempre resultó tan contrario a Hitler como en la película nos quieren hacer creer. No estamos ante un documental, y será mejor dejar un tanto de lado la verdad histórica si queremos disfrutar con este proyecto.
La película se pasa volando y llega incluso a hacerse corta, a pesar de haber ciertas escenas un tanto repetitivas con un Churchill que defiende el seguir combatiendo a través de los mismos argumentos una y otra vez, siendo posible el eliminar alguno de estos momentos y así reducir un poco el metraje.
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El final me pareció un tanto brusco. No pedía en ningún momento, como es más que evidente, que se nos diera una visión de la parte militar tras la decisión tomada por Churchill, pues para eso ya está la excelente Dunkerque, pero me pareció un poco precipitado el finalizase de golpe tras ese último discurso en el Parlamento, con las puertas cerrándose y el fundido a negro con la salida de Churchill.
Como película es incuestionable que resulta muy entretenida, con una caracterización espectacular que ha resultado en la nominación a varias de las categorías técnicas de los Oscar, pero no quedará en la memoria por su calidad cinematográfica; sí haciéndolo, en cambio, por el trabajo que Gary Oldman lleva a cabo en ella, que resulta imperdible y merecedora de su visionado.
A modo de curiosidad, decir que me parece precioso el hecho de que tanto Dunkerque como esta El instante más oscuro estén nominadas en la categoría de mejor película, siendo dos largometrajes que reflejan el mismo acontecimiento desde los dos puntos de vista posibles: El político y el militar. Esta película sería una muestra de todo lo que hay tras acciones como la de la playa de Dunkerque, resultando ambas obras tremendamente complementarias.
Título original: Darkest Hour
Estreno en España: 12 de enero de 2018 (Estreno mundial: 1 de septiembre)
Año: 2017
Duración: 125 minutos
País: Reino Unido
Director: Joe Wright
Guion: Anthony McCarten
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Bruno Delbonnel
Reparto: Gary Oldman, Ben Mendelsohn, Kristin Scott Thomas, Lily James, Stephen Dillane, Richard Lumsden, Philip Martin Brown, Brian Pettifer, Tom Ashley, Jordan Waller, David Olawale Ayinde, Michael Bott, Danny Stewart y John Locke
Género: Bélico. Drama. Basado en hechos reales
Sinopsis: “Drama ambientado en 1940, cuando Winston Churchill (Gary Oldman) se convierte en primer ministro británico en un momento realmente crucial de la Segunda Guerra Mundial, pues los nazis avanzan imparables conquistando prácticamente la totalidad del continente europeo y amenazando con una invasión a Inglaterra. Churchill deberá entonces explorar la posibilidad de un tratado de paz con Alemania, o ser fiel a sus ideales y luchar por la liberación de Europa.”
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