El padre de Elio, profesor de arqueología, acoge cada verano a un ayudante, estudiante de doctorado, en la casa vacacional de la familia, villa del siglo XVII en la que pasan estas vacaciones. Estamos en 1983, en la estación más calurosa del año y, en esta ocasión, llega a la propiedad de la familia el americano Oliver, que supone una ruptura de todo lo que la familia había visto y conocido anteriormente, siendo habitual que se salte costumbres de la casa y destacando por su porte físico, llegando a llamarle la gente que allí vive “estrella del cine americano.”
Elio tiene 17 años y trata de pasar el verano de la forma más entretenida posible. Escucha y transcribe música, además de tocarla; lee todo lo que cae en sus manos, queda con otra gente de su edad (a pesar de que se hace patente para el espectador que no termina de sentirse integrado del todo entre ellos) y aprovecha muchos ratos muertos para nadar. Podríamos decir que es un niño prodigio, fruto de una educación exquisita por parte de sus progenitores, personas cultas donde las haya, algo que hará que la película esté plagada de referencias culturales.
Todo su mundo cambiará con la llegada del personaje al que da vida Hammer. La gente alrededor del adolescente queda prendada de forma automática por el americano, que parece resultarle irresistible a cualquiera que se cruce en su camino, con un Elio que, sin embargo, se resiste a caer en ese encanto, pareciendo por momentos que le resulta antipático, teniendo numerosos gestos en los que da a indicar que prefiere guardar las distancias con él.
(ESTA CRÍTICA PODRÍA CONTENER SPOILERS)
Vemos que Elio, inicialmente, mantiene una relación con Marzia. Oliver, por su parte, se siente atraído por las chicas del pueblo, algo que ya veremos que no hace mucha gracia al adolescente.
Será con el paso del tiempo cuando vayamos viendo un acercamiento progresivo entre ambos, notándose bastante rápido que el motivo por el cual Elio trata de no estar junto a Oliver es la enorme atracción que siente por él. Todo esto podremos verlo de forma maravillosa gracias a un trabajo por parte de ambos actores espectacular, con la cámara siempre colocada en el lugar indicado, captando cualquier pequeño gesto o mirada que propiciará el avance de la relación entre ellos.
Elio muestra sus sentimientos por Oliver ante éste en uno de sus pequeños viajes a la oficina de correos, confesándole lo que siente por él, dejándole caer el americano que tiene que contenerse y que la relación no es posible. Posteriormente a esto, ambos van a bañarse, momento en el que el adolescente besa a Oliver, gesto que el americano corresponde en un primer momento, dudando posteriormente de ir a más. Las cosas entre ambos, a raíz de este suceso, se enfriarán en los días posteriores.
La situación se resuelve mediante un intercambio de notas entre ellos, quedando en verse a medianoche, momento en el que mantienen la primera relación sexual entre ambos.
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Al mismo tiempo que Elio se enamora de Oliver, el espectador se irá encariñando de ellos y de la relación que mantienen, viendo cómo avanza progresivamente, siendo evidente, a partir de cierto punto, que estamos ante un amor que marcará a ambos personajes para toda la vida. La fecha de marcha de Oliver se irá acercando y esto se notará en la actitud de los personajes, invadiendo la nostalgia muchos de sus últimos encuentros. Todavía quedará, eso sí, una última excursión de tres días que podrán hacer juntos y en solitario, que supone posteriormente la despedida de ambos en una estación de tren, de las más dramáticas que se recuerdan en tiempo, y que terminará con Elio teniendo que llamar a su madre para que le vaya a recoger, incapaz de irse por su propia cuenta tras lo devastado que ha quedado.
Será tras este momento cuando podamos ver una de las mejores escenas de toda la película, protagonizada por una conversación entre el adolescente y su padre, plagada de frases realmente maravillosas por parte del progenitor, interpretado por un estupendo Michael Stuhlbarg, como “si hay dolor, aliméntalo. Si hay una llama, no la apagues, no seas cruel con lo que sientes” o “ahora sientes tristeza, dolor, pero no lo mates, ni con ello el placer que has sentido.”
La película terminará con una llamada pasados unos meses por parte de Oliver, desde Estados Unidos, a la familia. En la misma les comunicará a los miembros de ésta que se va a casar. Veremos ya desde ese momento cómo se produce un derrumbamiento total por parte de Elio, interpretado a las mil maravillas por Timothée, que terminará siendo el final de la película, con un primer plano de varios minutos de duración del actor frente a una hoguera, en el que seremos uno con sus emociones, y que ya por sí solo merece un Oscar. El metraje se cerrará con una de las canciones que Sufjan Stevens ha compuesto para esta película sonando junto a los títulos de crédito.
Película italiana, ambientada en el norte de dicho país, aunque sin especificar en qué pueblo, con los personajes de allí hablando en italiano en la mayor parte de conversaciones entre ellos, pero aprovechando el recurso de llegar Oliver de Estados Unidos para incorporar una buena cantidad de diálogos en inglés que hacen posible su nominación en la categoría principal de Mejor película en los Oscar, y no en la de extranjera.
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La película supone una reflexión acerca del despertar sexual, de lo que provoca el primer amor, más todavía si es uno supuestamente prohibido, mostrando, a partes iguales, la represión del deseo en ambos personajes y la seducción progresiva, en una evolución hacia la aceptación de uno mismo y el ser realmente la persona que queremos. Vemos el enfrentamiento directo entre lo que uno se supone que ha de hacer y lo que realmente quiere llevar a cabo en una película plagada de emociones, desde la impotencia al sufrimiento, pasando por la desesperación. De gran importancia gozará también lo relacionado con el paso del tiempo, siendo uno de los ejes centrales de la película.
Se hacen patentes los lamentos por el tiempo perdido por ambos, no habiendo comenzado su relación antes, recordando las señales iniciales que hubo y que no supieron interpretar. El miedo siempre despista. Un recordatorio de que siendo cobarde y quedándose en silencio no se consigue nada, siendo necesario ser valientes con respecto a las emociones.
El título viene de una escena entre Oliver y Elio en la cama, con el primero diciéndole al segundo “llámame por tu nombre y yo te llamaré por el mío”, en una muestra de que la relación entre ambos es tan intensa que son ya casi la misma persona. Todas las letras de “Elio” están contenidas en el nombre de “Oliver”. Ambos personajes terminan fundidos, emocionalmente, en uno.
El trabajo de Chalamet (al que también podremos ver en Lady Bird, otro de los proyectos nominado a Mejor película en los Oscar de este año) en esta película es ESPECTACULAR, con mayúsculas, sobresaliendo por encima del resto del reparto, suponiendo la auténtica revelación de la película, cargando con todo el peso de la misma, algo que le ha supuesto una nominación para los Oscar en la categoría de Mejor actor que no podría ser para menos. El jovencísimo actor, de tan solo 22 años, ha hecho un trabajo que vale por una carrera entera, a un nivel muy difícil de igualar, logrando ser el segundo candidato más joven de la historia en la nominación en dicha categoría, ostentando este primer puesto Mickey Rooney, que fue nominado a los 19 años.
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https://www.youtube.com/watch?v=ZcNDuWdVFPA
El plano final de Timothée frente a la hoguera pone los pelos de punta, siendo ése el momento en el que su personaje termina de entrar en la edad adulta, algo que podemos ver a la perfección a través de sus gestos, formando el espectador parte de sus emociones y sentimientos. Parece que es el propio actor el que de verdad está sintiendo eso en ese preciso instante.
Timothée, de acertar con sus decisiones laborales en años futuros, será uno de los mejores actores de su generación, sin duda alguna.
No se queda atrás un portentoso Hammer, que dota a su personaje de un tremendo carisma, llevando a cabo, muy posiblemente, el mejor trabajo de su carrera.
La química entre ellos es excelente, con una relación no verbal a lo largo de todo el metraje que es imperdible y que ya vale para recomendar la película por sí sola. La intimidad existente entre ambos queda notablemente retratada a lo largo de todo el metraje, siendo un buen ejemplo de ello las escenas en las que están recostados sobre el jardín o en el estanque.
Que los padres de Elio intuyen la relación que mantienen los jóvenes es algo que se puede apreciar a través de sus miradas y sus gestos, también encontrándonos aquí con un gran trabajo por parte de los intérpretes, Amira Casar y Michael Stuhlbarg.
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https://www.youtube.com/watch?v=xucHiOAa8Rs
La fotografía es preciosa a lo largo de toda la película, predominando unos paisajes mediterráneos de gran belleza, siendo casi imposible el elegir los mejores encuadres de la misma, pues casi todos resultan perfectos. Resulta una auténtica exhibición de calidad visual, con una luz que nos transmitirá la sensación de verano bucólico caracterizado por los desayunos en el jardín, los baños en el río y en el estanque o los paseos en bici.
Se aprovecha el recurso cultural para llevar a cabo una unión curiosa, y es que vemos unas vacaciones plagadas de intelectualidad, en lo que supone una asociación entre ocio y cultura, con la segunda apareciendo como uno de los placeres de la vida.
La recreación de los 80 es estupenda, algo que se hace incluso patente en cómo está grabada la película, sin llegar a caer en ningún momento en la sobreexplotación de la década ochentera que tan habitual es en los últimos tiempos.
La música es muy importante a lo largo de todo el metraje, siendo el resultado conseguido por el gran Sufjan Stevens más que espectacular, algo que le ha llevado a estar nominado en los Oscar en la categoría de Mejor canción original, con Mistery of Love. La melancólica voz por la que se caracteriza el artista oriundo de Detroit le sienta como un guante a la película a lo largo de toda su duración.
Además de la nominada Mistery of Love, Sufjan Stevens también escribió otra canción para la película: Visions of Gideon. El hacer estas dos canciones para el proyecto fue idea del propio músico, pues lo único que se le había pedido era una remezcla para piano de Futile Devices, perteneciente a su disco The Age Of Adz. La idea original del director, además de esto, era que el propio Sufjan estuviera presente a lo largo de la película como narrador a través de una voz en off, recurso que finalmente fue descartado (algo que sin duda ha sido un acierto).
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Fuera de lo hecho por Sufjan, Guadagnino, director de la película, comentó hace un tiempo en un podcast de Billboard que estuvieron investigando qué canciones estaban en las listas de éxito de Italia en el verano de 1983, razón de que a lo largo del metraje podamos escuchar temas como Lady, Lady, Lady o Words.
El tratamiento del sonido a lo largo de toda la película es exquisito, sabiendo manejar a la perfección los momentos de silencio con aquellos es los que tengamos música o ruidos de fondo presentes, jugando a la perfección con la combinación de ambos.
Desde el punto de vista técnico, hay que admitir que la película no ofrece nada que no hayamos visto ya, siendo un proyecto que se queda en la mente del espectador por la maravillosa relación que entre ambos protagonistas se va cociendo a fuego lento a lo largo de todo el metraje, y no por innovadores alardes cinematográficos.
El guion corre a cargo del veterano James Ivory, con unos diálogos efectivos y bien trabajados. La película supone una adaptación a la gran pantalla del libro del mismo nombre publicado por André Aciman en 2007.
Un elemento simbólico, pero que mostraría lo implicado que ha estado el autor de la novela en su adaptación a la gran pantalla, es que él mismo aparece en el metraje, en una aparición bastante breve, pero significativa por lo dicho, siendo uno de los amigos homosexuales de los padres de Elio.
Call me by your name llevaba existiendo como proyecto cinematográfico desde el mismo año de publicación de la novela, con los productores Peter Spears y Howard Rosenman comprando los derechos de la misma en aquel entonces. La primera opción para dirigirla fue Ivory, que terminó en el papel de guionista. Guadagnino, por su parte, acabó siendo el director, cuando su tarea inicial en la película era la de consultor de localizaciones.
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Estando ambientada en los años 80, existe una cierta curiosidad por parte del espectador por ver cómo pueden reaccionar las personas alrededor de los protagonistas acerca de la relación entre ambos en caso de enterarse, pero la película no aprovecha este elemento en ningún momento, algo que se agradece, y mucho, cediéndole todo el peso de la misma a la relación entre ambos, sin entrar en supuestas confrontaciones con los padres de Elio o con Marzia. No hay morbo; sólo amor narrado con naturalidad, sin buscar el acercarse a la tragedia. La joven, de hecho, termina comprendiendo la situación del adolescente y le ofrece su amistad, en un momento de gran belleza.
La seducción entre ambos será progresiva y pasará por distintas fases, hasta establecerse entre ellos una relación que pretende ser secreta, pero que notamos, como decimos, intuida por parte de los padres de Elio. Las dudas del joven y su miedo al rechazo van retrasando el encuentro entre los protagonistas. Veremos cómo Elio presume de su relación con Marzia frente a Oliver, con el objetivo de ver cómo reacciona éste. El americano, por su parte, parece preocuparse en un primer momento del qué dirán, y trata de reprimir sus deseos. Entraremos en la cabeza de Elio y viviremos su proceso de maduración y de entrada en el mundo adulto, viendo los cambios que experimenta a lo largo del metraje.
Nombrada como una de las diez mejores películas del año tanto por el Consejo Nacional de Crítica de Cine como por el American Film Institute, Call me by your name ha logrado también algo realmente impresionante, y es que se ha convertido en la película que ha recibido la ovación más duradera de la historia en el Festival de Cine de Nueva York, alcanzando los 10 minutos. Auténtica muestra de que, con un material aparentemente sencillo, es posible hacer arte, con una historia de amor que entra directamente en la historia del cine. Sé de más de una persona que ha llorado viendo esta película, y no es para menos. Para muchos, la película del año. Para otros tantos, la mejor película romántica de la década. No podríamos adjetivar este proyecto sin quedarnos cortos, pero una de las palabras claves a la hora de definir lo que vemos en pantalla sería sensualidad; algo presente a lo largo de todo el metraje y que deja al espectador tan enamorado de esta Call me by your name como sus propios protagonistas lo están entre ellos.
Título original: Call me by your name
Estreno en España: 26 de enero de 2018 (Estreno mundial: 22 de enero)
Año: 2017
Duración: 130 minutos
País: Italia
Director: Luca Guadagnino
Guion: James Ivory (Basado en la novela de André Aciman)
Música: Sufjan Stevens
Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom
Reparto: Timothée Chalamet, Armie Hammer, Michael Stuhlbag, Amira Casar, Esther Garrel y Victoire Du Bois
Género: Romance. Drama
Sinopsis: “Elio Perlman (Timothée Chalamet), un joven de 17 años, pasa el cálido y soleado verano de 1983 en la casa de campo de sus padres en el norte de Italia. Se pasa el tiempo holgazaneando, escuchando música, leyendo libros y nadando hasta que un día el nuevo ayudante americano de su padre llega a la gran villa. Oliver (Armie Hammer) es encantador y, como Elio, tiene raíces judías; también es joven, seguro de sí mismo y atractivo. Al principio Elio se muestra algo frío y distante hacia el joven, pero pronto ambos empiezan a salir juntos de excursión y, conforme el verano avanza, la atracción mutua de la pareja se hace más intensa.”
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