Mudbound, la película de Netflix que quiere hacer historia en los Oscar

La mayor parte de la trama transcurre en una granja de la zona rural de Mississippi durante la postguerra, en los campos de cultivo del sur de Estados Unidos.

Henry, padre de una familia blanca, planea mudarse con sus seres queridos tras haber alquilado una gran casa con su correspondiente campo en dicho estado. El problema aparecerá cuando, tras llegar a su destino desde Memphis, descubran que ha sido timado en lo relativo a la vivienda, teniendo que vivir todos en la parcela de tierra adquirida, siendo necesario para ellos el acostumbrarse, poco a poco, a la dureza del campo. Allí convivirán con una familia negra, empleados de los McAllan hasta que puedan ahorrar lo suficiente como para alcanzar el gran sueño de Hap de tener una finca propia.

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Las dos familias tienen en común el tener a un miembro luchando en la Segunda Guerra Mundial. Ambos volverán junto a sus familias poco después de la instalación en el campo de los McAllan.

(ESTA CRÍTICA PODRÍA CONTENER SPOILERS)

Conoceremos entonces a Jamie, que sólo es capaz de combatir los traumas de la guerra a través del alcohol, enfrentado a un padre que le rechaza por haber combatido desde el aire y no en tierra, algo que Pappy le achaca, acusándole de no ser un hombre por no haber matado a sus enemigos mientras les miraba a los ojos; y a Ronsel, frustrado por haber dejado atrás a su amor, una mujer alemana con la que, más tarde, descubrirá que tiene un hijo. Éste último es tratado de forma inhumana a causa de su raza, en su propio pueblo, tras ser un héroe de guerra, llegando a decir que preferiría tener que seguir luchando contra los nazis a tener que soportar a los habitantes de su pueblo.

La trama de la película se centra en la relación de amistad entre el joven blanco y el negro, compartiendo ambos experiencias pasadas en la guerra y un presente que no es mucho mejor, ambos inadaptados sociales desde el momento de su vuelta, derribando a base de todo lo que tienen en común las barreras que alguna gente quiere establecer entre ellos a causa de la raza. La amistad entre ambos supone un desafío para la cerrada mentalidad de los lugareños, que no la verán con buenos ojos.

Dee Rees, directora del proyecto, lleva a cabo, de forma paralela, el análisis de dos familias; una blanca y otra negra, y de los contactos que entre ellas se producen, para bien y para mal. A lo largo de sus más de dos horas de metraje, aprovechará para ahondar de manera excelente en la psicología de sus diversos personajes.

Nos trasladamos al estado de Mississippi, en la década de los 40, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. La película muestra cómo era la dividida América de entonces. La historia está basada en la novela homónima publicada por Hillary Jordan en 2008, primer trabajo de la escritora, que se convirtió en un best seller inmediato.

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La película, al igual que la novela, a pesar de ser ficción, está inspirada en hechos reales, con el personaje de Laura basado en la abuela de la escritora de la novela. La directora de la película también aprovecharía para añadir al guion elementos provenientes de los diarios de la suya.

El título de la película, Mudbound (Mud = Barro y Bound = Atado. Algo así como “Atado al barro”, en su conjunto), hace referencia al barro de las propias tierras del sur de Mississippi, del que es imposible escapar, quedando la forma de pensar de los que esa zona habitan atrapada en el pasado, en lo que resulta una muy buena metáfora con respecto a lo que estamos viendo.

Entre el reparto destaca Mary J. Blige, cantante de R&B, nominada en esta película como mejor actriz secundaria y por su canción Mighty River en el apartado de mejor canción original, que desempeña aquí el papel de madre de familia. Su personaje, muy comedido en todo momento, es el pilar de la familia Jackson, recayendo buena parte del poder de la propia Florence en el buen hacer de Mary.

Vemos a un Jonathan Banks (Breaking Bad o Better Call Saul) que cumple con su papel a las mil maravillas, dando vida a uno de los personajes más odiosos en mucho tiempo, alguien más que desagradable, claro síntoma de que ha hecho muy bien su trabajo.

Conoceremos a una sufrida y reprimida Laura McAllan, interpretada por Carey Mulligan en una buena actuación, viendo el espectador toda la historia a través de sus ojos, incluyendo esos momentos en los que son otros personajes los que lleven la voz cantante.

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Excelente el carismático personaje de Jamie, interpretado por un magnífico Garrett Hedlund. Genial también los personajes de padre e hijo en la familia Jackson, interpretados por Rob Morgan, al que podemos ver en Stranger Things, y Jason Mitchell, respectivamente, con este último interpretando a un Ronsel que, a causa de la guerra, ha descubierto mundo, gozando de relativas libertades durante su paso por Europa, siendo ahora incapaz de amoldarse al estricto modo de vida familiar en el campo y al injusto comportamiento con respecto a él y su familia por parte de los habitantes del pueblo.

La historia, aunque para el espectador se centra en la visión de Laura, es narrada desde diversos puntos de vista, algo que siempre se agradece. Llegamos a escuchar la voz en off de algunos personajes en distintos puntos del metraje, añadiéndole profundidad a lo que tenemos en pantalla. Estamos ante una narración coral, con cabida tanto para la voz de los personajes blancos como de los negros.
Empezamos con un ataúd y con una cara, la de Jamie, que ha sido golpeada, ya todo un presagio de lo que está por venir. El inicio de la cinta supone un adelanto de lo que su final va a suponer, adelantándonos también quién es el personaje fallecido, aumentando la carga dramática ya desde el primer momento.

Veremos imágenes de los dos jóvenes (Jamie y Ronsel) en la guerra a través de flashbacks, cada uno en su destino y con su correspondiente función, siendo más que evidente los duros momentos por los que han pasado, pérdida de amigos incluida, algo que se reflejará en el carácter de ambos tras su regreso al pueblo.

Las escenas más tiernas destacan entre tanto odio y dureza, siendo un buen ejemplo de ello esos maravillosos momentos en los que podemos ver cómo Hap y Florence logran comunicarse sin palabras, en un excelente trabajo por parte de ambos intérpretes.

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El final, a modo de epílogo encargado de mostrar qué ha sido de nuestros dos personajes protagonistas tras abandonar el pueblo, tras esa tensa escena en la que Henry le pide ayuda a Hap para enterrar a su padre, resulta maravilloso, a la par que emocionante.

La atmósfera sureña está en todo momento muy marcada, como no podría ser de otra forma, quedando muy bien reflejada en pantalla gracias a un excelente trabajo de fotografía, también merecedor de una nominación a los Oscar en esa categoría, caracterizado en todo momento por un tono oscuro, como no podría ser de otro modo en el metraje que estamos viendo. La película está muy bien trasladada a pantalla, ambientación y vestuario incluidos, y el realismo en torno al que gira es más que patente a lo largo de todo el metraje. La dirección es buena, aportándole a la película en todo momento un ritmo muy propio que se va desarrollando de manera efectiva a lo largo de su extensa duración, con un buen guion que permite un efectivo avance de los personajes.

Pone de manifiesto cómo la guerra sacó a la luz, una vez más, la hipocresía de una sociedad que, tras mandar también a soldados negros al frente a jugarse su vida, cuando regresaban, en vez de tratarles como héroes, lo seguían haciendo con el mismo desprecio, si es que no más, considerando que habían sido humillados por haber sido también salvados en parte por ellos, que antes. Una sociedad a la que no le importa que hayas puesto tu vida en riesgo por su país, pues para ellos seguirás sin poder salir por la puerta delantera de una tienda.

El permanente impedimento de las escrituras para las familias negras, representado por un papel que sólo es válido cuando está en manos de los blancos, contando en la película la historia de un hombre de color que, tras conseguir la escritura de una tierra, recibió una paliza a manos de hombres blancos que rompieron el contrato y se quedaron con la zona sin sufrir posteriormente ningún tipo de represalia ni de castigo.

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Mientras Henry comenta casi de pasada, como sin darle importancia alguna, que ha comprado una casa y un terreno de 80 hectáreas, la familia de Hap sufre para tratar de tener en propiedad una enana porción de tierra que ha sido despreciada y dejada de lado por hombres blancos.

La película supone una denuncia a la brutal discriminación racial de esos años, que sigue sin estar resulta a día de hoy, con todas las injusticias sociales que eso conlleva. Las torturas a las que finalmente el Ku Klux Klan somete a Ronsel son durísimas, siendo su vida perdonada sólo a cambio de perder para siempre la capacidad de hablar. Estará también tratado el trauma que supone para alguien el haber estado en una guerra, con sus secuelas posteriores, al igual que el tema familiar, reflejando cómo era todo entonces.

Mudbound supone un nuevo esfuerzo por parte de Netflix por entrar de forma definitiva en las galas de premios y, más concretamente, en los Oscar.

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Tras recibir numerosos elogios con su estreno en Sundance, festival en el que recibió una ovación que duró varios minutos con todos los asistentes en pie, Netflix compró los derechos de la película a cambio de doce millones de dólares, con la carrera hacia los Oscar en mente. Para ello, rompió su norma, estrenando el metraje en algunos cines de Estados Unidos, condición básica para que pudiera entrar en las listas de la Academia, poniéndola de forma simultánea a disposición de los suscriptores en su plataforma.

Es más que evidente que la apuesta les ha salido bien, recibiendo en la presente edición hasta cuatro nominaciones, haciendo triple historia: Dee Rees es, con esta película, la primera mujer afroamericana en ser nominada a los Oscar en la categoría de mejor guion adaptado. Rachel Morrison, encargada de la fotografía, es la primera mujer nominada en el apartado de Mejor dirección de fotografía tras 89 años de historia de este premio, en lo que es la 90º edición del galardón (su oficio es el que tiene un menor número de mujeres en toda la industria del cine, con tan sólo un 5%). Y, a pesar de que Netlflix ya se llevó el año pasado el Oscar en la categoría de Mejor corto documental por The White Helmets, supone el primer largometraje perteneciente a un servicio de visionado por streaming que es nominado a los Oscar, en lo que significa la apertura definitiva de la Academia a las películas de las plataformas digitales.

Historia dura en la que veremos lo mejor y lo peor del ser humano. Si bien no es una película redonda, sí alcanza el nivel de notable, con un extenso metraje que, a pesar de no hacerse largo, sí puede resultar un poco cargante en ciertos tramos a raíz de las oscuras imágenes en pantalla y de la densa historia que nos están contando. Una apuesta fuerte por parte de Netflix, que hará historia en la gala de este año, como ya hemos comentado anteriormente, y que se presenta en los Oscar con posibilidades de arañar alguna estatuilla y dejar una huella imborrable, como mínimo, en el apartado estadístico gracias a los hitos mencionados.

Ficha técnica de Mudbound

Título original: Mudbound

Estreno: 21 de enero en Sundance (Disponible en Netflix desde el 17 de noviembre)

Año: 2017

Duración: 134 minutos

País: Estados Unidos

Directora: Dee Rees

Guion: Virgil Williams y Dee Rees (Basado en una novela de Hillary Jordan)

Música: Tamar-Kali Brown

Fotografía: Rachel Morrison

Reparto: Garrett Hedlund, Carey Mulligan, Jason Clarke, Jason Mitchell, Mary J. Blige, Rob Morgan, Jonathan Banks, Kerry Cahill, Kelvin Harrison Jr., David Jensen, Lucy Faust, Rebecca Chulew, Geraldine Singer, Dylan Arnold, Jon Arthur, Henry Frost, Jason Kirkpatrick, Frankie Smith y Elizabeth Ashling

Género: Drama

Sinopsis: “Dos hombres regresan de la Segunda Guerra Mundial a su hogar, en una pequeña población rural en Mississippi. Allí tendrán que adaptarse a su nueva vida tras la guerra, y al racismo imperante en la región.”