Un equipo multidisciplinar e internacional de paleontólogos acaba de publicar un estudio en el que dan a conocer el tipo de vegetación que formaba parte de los ecosistemas ibéricos con dinosaurios durante lo Barremiense superior, la cuarta edad del Cretácico inferior. De este modo, la investigación, que acaba de ser publicada por la revista Cretaceous Research, permite identificar la flora que conformaba estos ecosistemas hace 125 millones de años y, por lo tanto, determinar que las coníferas y los helechos eran la base de la alimentación de los dinosaurios herbívoros en aquel período.
El estudio fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Vigo, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la UNED, de la Universidad de Bonn y del Museo de Historia Natural de Suecia. El autor principal del artículo es Iván Rodríguez-Barreiro, que junto con José Bienvenido Diez, ambos del Departamento de Xeociencias mariñas e ordenación do territorio, son los representantes de la UVigo en este proyecto, en el que también colabora Artai Santos, que realizó su doctorado en la universidad olívica pero ahora está incorporado Naturhistoriska riksmuseet, en Estocolmo.
El estudio se centra en los sedimentos que afloran en la comarca de Els Ports, y más concretamente, en la localidad de Morella (Castellón). Esta es una zona de especial relevancia para la paleontología en la península ibérica por la abundancia de restos fósiles de dinosaurios que habitaron esta región hay unos 125-120 millones de años, durante lo Cretácico Inferior. No obstante, en las últimas décadas fueron muy pocos los trabajos que se centraron en investigar sobre la vegetación que conformaría los ecosistemas y, por lo tanto, una parte importante de la dieta de dinosaurios como Iguanodon o Morelladon.
Este nuevo trabajo presenta una detallada descripción de los restos palinológicos de uno de los últimos yacimientos localizados en la Concesión Minera Vega del Moll, que además sacó a la luz un nuevo, y aún por estudiar, ejemplar de dinosaurio relacionado con la especie Iguanodon bernissartensis. En total, los investigadores pudieron documentar un total de 27 géneros de esporas, pólenes, algas y dinoflagelados y, con los datos obtenidos, identificar que “las comunidades de plantas que acompañaban las poblaciones de este dinosaurio estaban dominadas por coníferas que podían alcanzar grandes dimensiones”, como el grupo de las extintas Cheirolepidiaceae.
Además, añaden los investigadores, “estaban acompañadas de helechos arborescentes del grupo de las ciateáceas y otras coníferas que alcanzaron gigantescas alturas pertenecientes al grupo de las podocarpáceas, actualmente restringidas al hemisferio sur”. Toda esta vegetación, explican, estaría secundada por uno denso sotobosque formado por helechos de pequeño tamaño y plantas hepáticas, entre las que se moverían las poblaciones de Iguanodon y otros dinosaurios de costumbres gregarios.
Conocida la flora de este ecosistema, los investigadores pusieron el foco en los hábitos alimenticios de dinosaurios como Iguanodon o Morelladon, y los resultados obtenidos sugieren que tanto las frondes de estos dos grupos de helechos como las hojas de esas coníferas podrían estar entre las principales fuentes de alimento de las poblaciones europeas más meridionales de Iguanodon bernissartensis.
En estos trabajo los investigadores también estudiaron el ambiente sobre lo que se depositaron los materiales que dieron lugar al yacimiento y discutieron su relación con los ambientes sedimentarios de otras localidades europeas en las que también se hallaron restos fósiles del dinosaurio Iguanodon bernissartensis. En concreto, la evidencia fósil tanto florística como sedimentolóxica indica, según los expertos, que el ecosistema en esta región peninsular se correspondía con un bosque costero muy próximo la una zona deltaica en la que las condiciones ambientales eran cálidas y húmedas.
Finalmente, de este análisis comparativo también se pudo determinar que esta especie de dinosaurio herbívoro, ampliamente distribuido por la región más occidental del que actualmente es Europa, presentaba una amplia plasticidad en cuanto a la selección de ambientes, lo que le permitió ser uno de los dinosaurios con un mayor éxito ecológico dentro de las comunidades con dinosaurios del Cretácico Inferior europeo.
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